viernes, 18 de marzo de 2016

La Comuna, de Peter Watkins

"La memoria de los luchadores de la Comuna es honrada no sólo por los obreros franceses, sino también por el proletariado de todo el mundo, pues aquella no luchó por un objetivo local o estrechamente nacional, sino por la emancipación de toda la humanidad trabajadora, de todos los humillados y ofendidos. Como combatiente de vanguardia de la revolución social, la Comuna se ha ganado la simpatía en todos los lugares donde sufre y lucha el proletariado ... El tronar de los cañones de París ha despertado de su sueño profundo a las capas más atrasadas del proletariado y ha dado en todas partes un impulso a la propaganda socialista revolucionaria. Por eso no ha muerto la causa de la Comuna, por eso sigue viviendo hasta hoy día en cada uno de nosotros. La causa de la Comuna es la causa de la revolución social, es la causa de la completa emancipación política y económica de los trabajadores, es la causa del proletariado mundial. Y en este sentido es inmortal."

 V. I. Lenin


Peter Watkins fue uno de los muchos realizadores de documentales que tuvieron cierto éxito partiendo de una forma de entender el cine más alejado de lo establecido en ese momento, haciendo auténticas maravillas con el falso documental The war game (Oscar al mejor documental en 1966 y censurada en la BBC, la propia productora, hasta 1985), que trataba las terribles consecuencias en la población inglesa de Rochester tras un hipotético ataque nuclear. Luego vendría la polémica Punishment Park, donde se recreaba una sociedad donde Richard Nixon usaba el terror por parte de su gobierno para mantener el control sobre los ciudadanos, por lo que directamente fue prohibida. Desde entonces, su cine pasó a ser marginado y su nombre, olvidado.

En el año 2000 se le propuso hacer una película sobre los sucesos de París de 1871, que de hecho,es probablemente la mejor película sobre los acontecimientos de La Comuna realizada.  El director realiza una recreación de los eventos que tuvieron lugar durante la Comuna de París y los relaciona con el momento actual, mediante la intervención de dos cadenas de televisión: una oficialista y otra que presenta las opiniones de los rebeldes.

Peter Watkins, uno de los creadores del formato que mezcla ficción cinematográfica con documental, eligió una fábrica abandonada, precisamente donde estuvo ubicado el primer estudio cinematográfico de la historia, de George Melies, para llevar a cabo sus 18 días de intenso rodaje en blanco y negro con actores no profesionales, para sumergirnos de lleno en el movimiento revolucionario de la época. Además, y esto es una de sus grandes aportaciones, hace una crítica al poder y al papel de los medios de comunicación, los de antes, pero sobre todo los actuales, añadiendo a la ecuación dos ficticios canales de televisión que retransmiten y cubren todo el proceso, como es la conservadora  Televisión Nacional de Versalles y la progresista (e ingenua) Televisión Comunal..

Lo primero que sorprende es lo minuciosamente cuidado con el que está contado todo lo acontecido sobre las causas, el ascenso y la caída de la Comuna, aquel movimiento obrero que posteriormente tanto marxistas como anarquistas sentirían como común. Sin maniqueísmo y sin esconder nada, la cámara de Watkins, en eterno movimiento, va entrevistando a soldados, mujeres o periodistas que se encuentran en París, cada uno con una opinión.

Las continuas entrevistas van creando un puzzle que va montanto la historia de los acontecimientos de La Comuna, mientras los medios, en este caso la Televisión Nacional Versalles, hace el papel del típico medio controlado por el poder mediante la manipulación y la censura, representando la necesidad de apariencia de democracia necesaria para legitimarse, La Televisión Comunal es un medio que intenta retratar la realidad, pero sin embargo, poco a poco sus propios reporteros no pueden evitar formar parte de la historia y juzgar esa historia con sus propios ojos. La objetividad es imposible, nos viene a decir Watkins, pero este segundo medio sí que intenta ser abierto y plural.

La Commune se articula en un ejercicio de cierta improvisación con los actores y sus personajes, pues todos van opinando libremente sobre aquellos días y se busca intencionadamente cierto paralelismo con la actualidad.  De hecho el equipo de actores se encargo de investigar cada uno de su papel a representar, y tuvieron libertad a la hora de dar sus opiniones, intentando romper esa separación entre el actor y su papel.

Así que tenemos una especie de entre falso documental y recreación con elementos externos para la época que desgrana como nunca antes las causas de la Comuna con los ojos de aquel entonces (nada de chuminadas buenrollistas y políticamente correctas previo destrozo de la historia como Los Miserables de Tom Hooper) con una veracidad que asusta, consiguiendo huir de la teatralidad fingida que en principio un único escenario puede condenar al relato, que reflexiona sobre los medios de comunicación y el poder que les da de comer a cambio de legitimarlo, la búsqueda de la imparcialidad, o el desdoblamiento entre actor y personaje para acabar hallando en el presente los ecos de la historia que se cuenta. Y todo eso con un ritmo portentoso y lleno de escenas para el recuerdo, como la sublevación de los soldados que se niegan a disparar a las mujeres parisinas al principio de la cinta. 

Fiel a su costumbre, La Commune, que había sido inicialmente producida por la cadena franco-alemana Arte, resultó censurada por esta misma: la excusa es que su formato de 5hs, 45 min resulta imposible de ver por la televisión, los motivos son otros; La Commune sigue la línea de las películas de Peter Watkins, casi todas ellas han resultado censuradas por un motivo u otro en los cuatro rincones del planeta.

Se trata pues de una maravillosa pelicula, conscientemente relegada al olvido. No obstante, como hemos visto, el director Peter Watkins ha sido, quizás, el más o uno de los más censurados de la historia. Aquí intentamos sacar su película y a él mismo de ese intencionado olvido. A pesar de su duración, es recomendable hacer un poco de tiempo en la agenda y disfrutar y aprener de esta extraordinaria recreación de La Comuna de París, hito en la lucha "por la emancipación de toda la humanidad trabajadora, de todos los humillados y ofendidos".

En palabras de Marx:

"Los proletarios de París -- decía el Comité Central en su manifiesto del 18 de marzo --, en medio de los fracasos y las traiciones de las clases dominantes, se han dado cuenta de que ha llegado la hora de salvar la situación tomando en sus manos la dirección de los asuntos públicos . . . Han comprendido que es su deber imperioso y su derecho indiscutible hacerse dueños de sus propios destinos, tomando el Poder."Pero la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal como está, y a servirse de ella para sus propios fines."

5 comentarios:

anónimo 44 dijo...

Desconocía al autor y su obra. Excelente entrada. Gracias otra vez más JLF.

Albert-ChrisRenko dijo...

La Comuna de París de la primavera de 1871, sin ser una revolución marxista en sentido estricto -aunque hubo marxistas que participaron activamente en los acontecimientos, igual que anarquistas y otros socialistas, pues la Comuna tuvo lugar antes del cisma entre los seguidores de Marx y Bakunin- fue el primer ejemplo práctico (de ahí su importancia) de una sociedad revolucionaria autogestionaria, con todos los defectos inherentes a ser la avanzada sin experiencia previa sobre la que apoyarse: prácticamente iban a ciegas y viviendo el momento, con momentos gloriosos y de gran brillantez junto a momentos de estupidez inenarrable, algo acaso inevitable cuando se acomete una obra de semejante envergadura.

Entre los primeros tenemos la capacidad de mantener los servicios públicos para una urbe tan grande aislada del resto del país, la laicidad, gratuidad y universalid de la justicia, establecer pensiones para viudas, control de los precios de alquiler para evitar la usura, cancelar el pago de los préstamos en tanto durase el asedio. Entre los segundos, renunciar al Ejército permamente a pesar de estar sitiados, no proceder a la expropiación de los medios de producción sino en el caso de los propietarios que habían huido, no tocar las reservas monetarias del Banco de Francia (medida muy criticada por Marx, porque se movió dinero desde París a Versalles, donde estaba el Gobierno francés y así éste pudo contar con fondos para su lucha contra la Comuna), y la libertad absoluta.

Sí, aunque pueda parecer paradójico, la libertad absoluta de expresión que la Comuna concedió a todos, incluidos a los partidarios del Gobierno de Versalles, con absoluto y efectivo derecho de reunión y asociación (reconozcamos que en esto fue más democrática que ese Gobierno de Versalles encabezado por Thiers), fue una rémora porque facilitó la reacción desde dentro mismo de la ciudad asediada. Gracias a esta experiencia pudo hablar con claridad Marx en su "La Guerra Civil en Francia", sobre las consecuencias de la Comuna y la necesidad de una dictadura del proletariado. Luego dicen nuestros enemigos que Marx no mencionó apenas este tema y que la dictadura del proletariado fue un invento del tiránico Lenin. Mentira, Marx lo hizo tras la evidencia, basándose en la experiencia de la Comuna, de que las clases dominantes jamás aceptarán perder el poder y que después de la victoria popular es necesario que la dictadura que antes ejercía la burguesía sobre los trabajadprs se convierta en lo contrario, la dictadura de los trabajadores sobre los remanentes de la antigua clase social dominante hasta su fin completo, pues ha perdido el poder pero no ha desaparecido del todo. Democracia sí, pero sólo para el pueblo trabajador. Libertad sí, pero sólo para los trabajadores. Lenin lo expreso de otro modo: «Libertad sí, pero ¿para QUIÉN? ¿Para hacer QUÉ?» Obviamente, si la libertad ha de servir para dejar paso franco a los remanentes de la antigua clase social deminante, a la contrarrevolución, esa libertad es perniciosa.

Asi, en ciertos aspectos la Comuna vino a ser más bien un proyecto reformista radical más que de revolución social plena, y sus propias inconsistencias ayudaron a sus enemigos a destruirla, pero sirvió como ejemplo de que la revolución es posible, qué hay que hacer y qué no (lo mismo podría decirse actualmente de la Revolución Rusa pero no es este el lugar ni momento) y, en ese sentido, su valor es importantísimo.

Gracias por la película.

Saludos rojos, camaradas.

Antonius dijo...

¿Que posibilidad existe de que un trabajo como este pueda difundirse a traves de medios masivos de comunicacion? Hago la pregunta porque paises que estan luchando por transformar la realidad que padecen los trabajadores, como es el caso de:venezuela,bolivia y otros. Podría serle de mucha utilidad para elevar el nivel de conciencia de sus ciudadanos y romper con el cerco de la ideología dominante. Me gustaría mucho ver que medios como venezolana de television y telesur difundieran un trabajo como este para alegria de todos los trabajadores.

JL F dijo...

Asi es. La Comuna es la primera de las experiencias aleccionadoras en el camino de la revolucion y hacia la emancipacion de la clase trabajadora. Evidentemente, como bien dices, tuvo enseñanzas sobre los aciertos y también sobre los errores y, en una actitud marxista que el propio Marx practico en el caso de La Comuna, y que muchos asi autodenominados "comunistas" suelen olvidar, la indispensable actitud crítica, toda revolución posterior ha tenido. En los sucesivos exitos y fracasos revolucionarios que los revisionistas se empeñan en analizar unilateralmente, sin reconocer los errores, lo que les imposibilita para avanzar, hay que identificar los problemas, las traiciones y las actitudes que hay que mejorar, para evitar que pase lo que finalmente tambien sucedio en la Union Sovietica o en la China actual: que todo logro revolucionario termina siendo apropiado por la clase dominante, por una nueva elite que se limita a ser burocratica y con sus aspiraciones capitalistas limitadas o directamente capitalistas, como sucede en el PCCh tras la muerte de Mao.

En todo caso, todo marxista ha de seguir el ejemplo de Marx al analizar La Comuna (de Marx, de Lenin o del propio Mao en esta y otras revoluciones estudiadas dialécticamente). Es indispensable la autocritica en lugar de la autocomplacencia y (y esto se puede decir sobre todos los ambitos de la vida cotidiana, politica o social) hay que identificar cuanto antes los errores para repararlos. En este sentido, La Comuna fue la primera de las lecciones, pero ha habido otras como la Revolucion Sovietica o la China. Negarse a reconocerlos y a repararlos solo muestra lo poco que entienden el marxismo muchos "pseudocomunistas" y lo cerca que se encuentran de la burguesía en su forma de pensar y en sus objetivos.

Saludos Rojos

JL F dijo...

Antonius. Para elevar la conciencia politica de las masas ha de existir intencion de hacerlo. Si no se hace, la causa es evidente. Las limitaciones mismas de la llamada "revolucion" bolivariana evitan que los trabajadores sean conscientes de que pueden tomar el poder y que en realidad el futuro esta en sus manos.
Saludos Rojos

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