domingo, 7 de julio de 2013

La misión liberadora de las Fuerzas Armadas Soviéticas

La misión liberadora de las Fuerzas Armadas Soviéticas (Oleg A. Rzheshevski, La Segunda Guerra Mundial: Mito y Realidad, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba,  pag.140-144):

"Los objetivos y las tareas de la Unión Soviética en la Gran Guerra Patria se definieron en la Directiva del CC del PC (b) de la URSS, adoptada el 29 de junio de 19414 y en la intervención de J. V. Stalin, hecha por radio el 3 de julio de 1941, en la cual se plantearon los puntos fundamentales de esa directiva.

La guerra contra la Alemania fascista —señaló— no puede considerarse una guerra común. No sólo es una guerra entre dos ejércitos. Es, además, la gran guerra de todo el pueblo soviético contra las tropas germano fascistas. El objetivo de esta Guerra Patria de todo el pueblo contra los opresores fascistas, no sólo es liquidar el peligro que pende sobre nuestro país, sino también ayudar a todos los pueblos de Europa que sufren bajo el yugo del fascismo alemán.”1

En aras de la derrota total del enemigo y de la liberación de los En aras de la derrota total del enemigo y de la liberación de los pueblos. El objetivo de la guerra determinó la principal tarea de la política exterior de la URSS, dirigida a la creación de una potente coalición de Estados y pueblos para la lucha contra la agresión fascista. La lucha de la URSS por la formación y la consolidación de esa coalición fue la continuación —en las nuevas condiciones históricas— de la política consecuente que llevaba a cabo el Estado soviético en los años de la preguerra, de la organización de una resistencia colectiva contra los agresores: la continuación del cumplimiento de su deber internacional ante los pueblos amantes de la paz.

En el cumplimiento de esta tarea tuvo gran importancia la firma del Tratado de Alianza anglo soviética el 26 de mayo de 1942 en Londres, y el Acuerdo soviético norteamericano Acerca de los principios aplicables para la ayuda mutua en la guerra contra la agresión”,2 el 12 de junio de 1942 en Washington. Estos documentos fueron el fundamento legal sobre el cual se sustentó la coalición de la URSS, los Estados Unidos y Gran Bretaña. La lucha heroica del pueblo soviético, que asimiló el golpe principal del bloque fascista, y los objetivos justos de liberación de la Unión Soviética en la guerra, situaron a la URSS como la fuerza rectora a la cabeza de la coalición antihitleriana.3

Si la Unión Soviética no hubiera podido resistir en su frente —escribió E. R. Stettinius, secretario de Estado de los Estados Unidos—, los alemanes habrían estado en posición de conquistar Gran Bretaña. También habrían podido invadir África, y en este caso habrían podido establecer una posición en América Latina. Este inminente peligro se hallaba constantemente en la mente del presidente Roosevelt.”1

Un aliado combativo natural de la coalición antihitleriana fue el movimiento popular de resistencia a los ocupantes japoneses, italianos y alemanes, que se desarrolló de una manera particularmente amplia en Yugoslavia, Albania, Grecia, Polonia, Francia, Checoslovaquia, Vietnam, China, Birmania, Indonesia, Filipinas y otros países. Las organizaciones antifascistas combativas —que actuaban en Italia, Rumanía, Bulgaria, Hungría y la misma Alemania —hicieron un gran aporte a la causa de la liquidación de los regímenes fascistas en sus países.

Bajo la dirección de los comunistas y otras fuerzas de izquierda, los patriotas de los países ocupados por los agresores creaban organizaciones clandestinas, pasaban a formas decididas de lucha contra el fascismo. Sirven de claro ejemplo los levantamientos en París y en el norte de Italia; la liberación de muchas ciudades de Francia, Italia y otros países antes del arribo de las tropas aliadas.

La Unión Soviética, en múltiples formas y desde los primeros hasta los últimos días de la guerra, prestó ayuda de todo tipo — entre ella, militar— a la lucha de los pueblos de los países ocupados contra el yugo fascista. El año 1944 comenzó con la ofensiva de las tropas de los Frentes de Leningrado y Voljov, como resultado de lo cual culminó victoriosamente la batalla de Leningrado, la cual había durado más de dos años y medio. Con la derrota de las tropas hitlerianas en el territorio de Ucrania situado a la derecha del río Dniéper, se puso en una situación sin esperanzas a la agrupación de tropas fascistas en Crimea (siete divisiones rumanas y cinco alemanas: 195 000 hombres con su material de guerra), la cual también había sido derrotada entre abril y mayo.
En el transcurso de las operaciones del invierno y la primavera de 1944, el Ejército Soviético avanzó en algunas direcciones hasta 450 km y aniquiló 172 divisiones del enemigo. A pesar de los grandes éxitos de las tropas anglo norteamericanas en los teatros de la guerra del Pacífico, Europa y el Mediterráneo, los eventos decisivos, como antes, continuaron desarrollándose en el frente soviético alemán. Allí, como antes, estuvieron concentradas las principales fuerzas de la Wehrmacht y sus aliados, lo cual se evidencia en la siguiente tabla.

Las tropas soviéticas que desarrollaron la grandiosa ofensiva desde el mar de Barents hasta el mar Negro en un frente de 4 500 km, contaban con 6 600 000 hombres, 98 100 cañones y morteros, 7 100 tanques y cañones de asalto, y alrededor de 12 900 aviones de combate.1 Además, formaban parte de ellas grandes y pequeñas unidades polacas, checoslovacas, rumanas y yugoslavas y el regimiento aéreo francés “Normandía-Niemen”.2  El Ejército Soviético controlaba con firmeza la iniciativa estratégica y se iba acercando a los centros vitalmente importantes del enemigo. La retaguardia abastecía al frente de todo lo necesario para la ulterior ofensiva. Ya a fines de marzo de 1944, las tropas del 2o Frente de Ucrania, bajo el mando del Mariscal de la Unión Soviética I. Kónev, irrumpieron en el territorio de Rumanía. A comienzos de junio, el Ejército Soviético llegó a los accesos de Polonia y Checoslovaquia.

Como resultado de las operaciones de mayor envergadura de 1944 y 1945, brillantes por su concepción y realización (operaciones de Bielorrusia, Lvov-Sandomierz, Iasi-Kishiniov, Vístula-Oder, Pétsamo Kirkenes, Budapest, Belgrado, Praga, Berlín y, después que la URSS entró en guerra con Japón, la operación de Manchuria y otras), el Ejército Soviético liberó, total o parcialmente, los territorios de Rumanía, Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria, Yugoslavia, Hungría, Austria, Finlandia, Noruega, Dinamarca, Alemania, China y Corea.

En su enfrentamiento a un enemigo fuerte y astuto, el Ejército Soviético sufrió, cumpliendo su misión liberadora, grandes bajas: más de 3 millones de hombres, de los cuales más de un millón fueron muertos. Los combatientes soviéticos consideraban un deber internacional ayudar a los pueblos de otros países y, a pesar del gran número de víctimas, cumplían sin vacilaciones ese deber. Los pueblos de las naciones liberadas por el Ejército Soviético recibían calurosamente y expresaban su agradecimiento a los combatientes soviéticos, les manifestaban su profundo respeto y gratitud".

Podeis consultar y descargar el libro completo y las fotografías en los siguientes enlaces:  La Segunda Guerra Mundial: Mito y Realidad y Fotos

Las fotos de esta entrada son de la obra citada.

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